6.5.08

LA LUZ


La Luz
Teté Tovar

Me voy acercando y la luz es aún más brillante. Entrecierro los ojos y trato de llegar a ella intentando no verla. Estoy en la ventana, no puedo salir. Veo como pasa la vida afuera, y la mía, que cada vez está más cerca de su final. Él me está vigilando, acechando cual cazador a su presa. Ahogándome. Poco a poco. Pacientemente. He pensado en escapar, pero el miedo me acobarda. No tengo idea de qué hacer para escabullirme, para alejarme de su lado. Me ha hecho muchísimo daño y sin embargo aquí sigo, viéndolo a los ojos, tratando de convencerme que soy más fuerte que él.

Ya amaneció. No sé ni como he pasado la noche si me he quedado dormido. No entiendo como no aprovechó la oportunidad para deshacerse de mí de una vez por todas. Ha estado amenazándome con eso desde hace días y en verdad me inquieta mucho su actitud. Nos conocimos por casualidad. Yo entré en su mundo sin avisar, como él también se introdujo en el mío sin permiso. Yo era feliz, creí estar libre hasta que llegué aquí. La realidad no sé si vine solo, o me trajo él.


Me voy deteriorando poco a poco. Creo que no toleraré mucho más. He sabido de otros que han aguantado semanas, meses, pero yo siento que ya no puedo aguantar. Me dejó solo por unas horas, de hecho casi se sintieron como días. Intenté escapar nuevamente, pero no lo logré. La ventana está cerrada y no he podido abrirla. Al menos puedo ver que es de día y el sol brilla, aunque no tengo ni idea de que hora es, ni de cuanto tiempo ha pasado. Espero que esto termine pronto. He pensado en dejarme morir, en dejar de respirar. No he hallado el valor, no lo sé. Por momentos me invade el temor y siento que no volveré a ver la luz. Ésa luz que me atrajo hasta aquí y que por momentos he maldecido.

Ha llegado nuevamente. Me mira fijamente en silencio. Con ése silencio que taladra mis oídos y me hace perder la cordura. Sigo intentando huir pero no puedo. Miro a través de la ventana como la gente pasa; nadie se apiada de mí. Parece no importarles que exista; están en su mundo. Es inútil que grite, nadie me escucha. Me ha tocado y he sentido como un escalofrío recorre mi maltrecho cuerpo. No me ha hecho daño; sólo ha sido un roce como diciendo: “tranquilo, no pasa nada”. Nuevamente me ha mirado en silencio. Me he enderezado y me he pegado totalmente a la ventana. ¿Qué hará ahora?, me pregunto. Quisiera saber si ya terminará con mi tormento.


Simplemente se sentó frente a mi y ahí se quedó; como vigilándome, sin prestarme tanta atención. He decidido quedarme inmóvil; tal vez así desaparezca y él me olvide. Quizá se apiade de mí y me deje libre. He llegado a pensar que simplemente no tiene a nadie más y por eso quiere que permanezca a su lado. He notado como me observa. Aunque no dice palabra, tengo la sensación de que en cualquier momento de sus labios saldrá algún sonido que me permita saber qué será de mí. El tiempo pasa lentamente como si no existiera; y yo aquí sigo, intentando escapar sin éxito. Creo que se está haciendo de noche nuevamente. Al menos en la oscuridad siento como si escapara y regresara a casa.

Me despiertan los primeros rayos de sol. Se ha ido, simplemente no está. Intento escapar por la ventana pero no lo logro. Está cerrada, sellada. La he empujado con todas mis fuerzas, pero no logro quebrarla ni abrirla para poder salir. Sólo he logrado mover un poco la malla. Creo que me ha escuchado, porque veo de reojo que se acerca rápidamente. Se ha quedado parado detrás de mí y yo estoy petrificado, helado. Simplemente no puedo moverme. Siento, pienso que si lo hago me tomará y acabará con mi vida de una vez por todas. Creo que en el fondo eso es lo que deseo, que termine con esta agonía y me mate de una vez.

Sorpresivamente se aleja, creo que alguien le ha llamado. Se ha ido rápidamente. Esta es mi oportunidad para escapar, es tanta mi adrenalina que vuelvo a quedarme inmóvil. De pronto veo una luz, creo que la seguiré para ver a donde me lleva. Es mi única oportunidad, sino moriré lentamente de hambre y sed. “Es ahora o nunca”, me repito una y otra vez, como queriendo tomar valor. Me incorporo y empiezo mi huída. De pronto se abre una puerta y por ella intento salir. Se ha dado cuenta, me ha visto. Corre tras de mi como el mismo diablo. Yo logro alejarme velozmente cuidando sobre mi hombro la distancia que me separa de él. La luz está cada vez más cerca, el viento corre por mi cuerpo y me siento libre nuevamente, libre y feliz. Al volver mi rostro para ver mi camino, la luz está cada vez mas cerca, tan cerca que me quema. ¿Qué sucede? me pregunto, ¿qué es lo que me pasa?, de pronto he quedado paralizado sin poder respirar… algo me ha liberado y eso mismo me ha llevado al fin de mis días… al final de mi existencia… al final de mi miseria.

No hay comentarios: