4.6.08

Acecho...




Acecho…

Teté Tovar
Carlos Román

Es diferente ver un amanecer desde aquí, todo es tan apacible. Siento que tú no me alcanzarás, ni lastimarás, porque no sabes en donde estoy. Aunque ya me has encontrado antes, espero esta vez haber escapado de ti para siempre.
Algunas veces siento que te echo de menos, que tontería; tanto trabajo me tomó tener el valor para olvidarte y vuelvo a pensarte. A veces soy tan patética, tu me dijiste tantas veces que sólo contigo estoy a salvo, aunque me hagas tanto mal, eres quién realmente me conoce. Esta mañana me levanté antes de lo normal, quise disfrutar “mi libertad” pero volviste a mis pensamientos llenándome de añoranza, de melancolía. Hasta estuve a punto de pedirte que vinieras, pero algo en el fondo me detuvo, preferí volver a dormir y levantarme al mismo tiempo que las demás para no estar tan sola con mis pensamientos; aunque fue en vano, aún rodeada de todas me siento enormemente sola. Las horas pasan lentamente, como en una película muda, casi nadie habla, todas están dentro de sus pensamientos y yo vuelvo a pensarte. Eres tan recurrente.
A veces siento tu aroma detrás de mí, acechándome, esperando mi descuido para hacerte presente. Tuve que huir de ti tres veces en una hora, salir corriendo al jardín y sentarme en una banca para ver el cielo recordando así mi libertad; libertad que intentaste quitarme tantas veces. Ya casi es de noche y hay que volver a la habitación, me da temor que me busques. Sé que no sabes en donde estoy pero eso no me tranquiliza, sé que nada te ha impedido encontrarme antes. Eres demasiado astuto, y por más que yo quiera pasar inadvertida para que nadie pueda hablarte de mí, eres más inteligente que yo.
Hoy sentí tu presencia, me quedé helada al sentir tu aliento sobre mi hombro, me di la vuelta para enfrentarte; tenía que hacerlo de una vez por todas, pero no estabas ahí. Creo que eres tan malicioso que estás jugando con mi mente, estoy logrando sacarte de mi cuerpo y quieres apoderarte de ella, no se cuánto más podré tolerar. No sé si viviré para verte triunfar.

"Lo pueden llamar de mil maneras distintas. Pueden etiquetarlo, analizarlo, estudiarlo. No tiene caso, tu y yo sabemos cómo es nuestra relación. Eres mi puta. Disculpa mi vulgaridad, pero, ¿de que sirve adornar lo evidente con adjetivos y palabras mansas? No, a las cosas hay que llamarles por su nombre. Eres mi puta, y tu haces lo que yo quiera. Yo mando, tu obedeces; así de simple.
A veces, te hacen creer que puedes dejarme. Y tú tan inocente, sacas fuerzas de quien sabe dónde y me abandonas por un tiempo. Yo ni te busco, sé que vas a regresar sin que yo te lo pida. Rogando, suplicando por volver a revolcarte en la miseria que yo te oferzco.
Me necesitas, lo sabes..."

No hay comentarios: