6.8.08

EL NO HIJO DE PEDRO INFANTE


MATÍAS EL DOC
Carlos Román Cárdenas



-“¿Cómo estas hijo mío?”- preguntó el ángel.
-“Mmaal… bbbien… pedddo…”- contestó muy apenas el doctor Matías.
-“No lo suficiente…”- dicho esto, el ángel alzó el vuelo.

Matías llegó muy apenas a los campos de fútbol que están frente a la colonia Ribereña. Completamente borracho y sin un peso en la bolsa, iba a ver si algún alma caritativa le daba algo para comprar su wachacol. Se acercó trastabillando a unos pubertos que jugaban una cascarita y se atravesó en pleno juego echando madres y dando manotazos. Les contó que él era hijo de Pedro Infante y hasta se puso a cantar. Más tarde lo convencieron de jugar con ellos y hacerle al payaso. Y ahí estaba el doctor Matías, brillante egresado de la UNAM y prestigiado neurólogo; tratando de pegarle a un balón mientras unos güercos de secundaria se divertían a sus costillas. No era la primera vez. Vivía en un estado de constante borrachera y rara vez terminaba ileso su penosa jornada. A veces algún vecino piadoso lo levantaba de la calle para llevarlo a su casa. La mayoría, se quedaba tirado hasta que el sol del día siguiente comenzaba a chamuscarle el rostro.
Eran casi las cuatro de la tarde y la tarde caía quemando, inclemente. El juego y la corretiza detrás del balón continuaron, aunque empezó a dejar de ser divertido. Matías maldecía y volteaba los ojos. En una de ésas alcanzó a uno de los muchachos y le plantó un puñetazo. El chico cayó echando sangre por la nariz. Los demás detuvieron el juego y algo en sus miradas se encendió. Matías seguía dando tumbos, inmerso en una especie de danza sin ton ni son. Sudaba copiosamente y su corazón se aceleraba a destiempo. Sintió un golpe en el oído y fue a dar al suelo. Una lluvia de patadas le cayó de todos lados; no pudo evitar orinarse. Escuchó un fuerte aleteo y cuando una sonrisa se dibujó en su boca sanguinolenta, un tubazo le arrancó de golpe algunos dientes. Entreabrió el ojo que le quedaba sano y pudo ver al ángel a contraluz…

-“¿Vvvieness pior mmi?”- alcanzó a balbucear. El ángel asintió.
-“Gggraciaassss….”- y todo se fue a negros.

No hay comentarios: